Hola, qué tal?
Hoy te quiero contar acerca de mi mutación, de chilanga urbana a chilanga acuática en Cancún, ja, ja, ja, ja. Voy a ser completamente honesta, jamás sentí atracción por los entornos acuáticos, de hecho todo lo contrario, siempre me he sentido ajena a ese entorno en lo que no llegue al mundo, ni me desarrolle, ni nada!
Como mujer de ciudad rodeada por zonas boscosas, la naturaleza se experimentaba en áreas llenas de pinos, oyameles, encinos, abetos, cedros y hasta ahuehuetes, con un clima templado casi frío y lluvioso, que se prestaba para caminatas interminables, juegos con amigos y por supuesto, comida deliciosa, ya fueran quesadillas , sopa de hongos o medula y unos sopes hasta carne asada.
Cuando pienso en naturaleza, no pienso en mar, ni lagunas, ni peces y mucho menos nadar.
Pues quien me vio y quien me ve… Después de 4 años viviendo en un destino rodeado de mar, lagunas, peces y gente que nada, me ha tocado adaptarme a ello y con tan buena suerte que hasta lo disfruto enormemente.
Todo empezó con nuestra primera visita a la playa, fuimos a playa langosta y quede sorprendida con el turquesa de sus aguas que se ha vuelto tan famoso y ahora entiendo porque y que decir de su suave y fresca arena, una verdadera belleza natural, que por supuesto no despertó mi deseo de nadar.
Con forme ha pasado el tiempo, y mucho también por compartir con mi esposo amante de las actividades acuáticas, he cedido, me he instruido y si, sucedió, mute.
Esa mutación ha sido desafiante, me ha llevado al límite en muchas ocasiones, pero el balance general es muy positivo.
Entrando más en los detalles, me encontré marginada, porque no había muchas opciones de entretenimiento para gente como yo.
Mi primer acercamiento directo con estas actividades fue en un tour que sale de Cancún a Isla Mujeres, se hace en una pequeña barca, en donde subimos entre 10 y 14 personas, te dan un chaleco salvavidas y se hacen a la mar, a una velocidad que me aterraba, es una pequeña barca, ahí, en medio del mar, así nomás ja, ja, ja. A mitad del recorrido tienes opción de descender de la barca para hacer snorkeling, en teoría ven algunas de las esculturas subacuáticas del museo MUSA y parecía muy divertido, el problema era el miedo e inseguridad que me causaba, así que no baje, pero me quede con una sensación terrible, como de no vivir, de no aprovechar esos momentos para descubrir algo más y finalmente un arrepentimiento muy profundo. Llegamos a Isla Mujeres, paseamos, comimos y visitamos una parte del manglar, todo muy bien. Al volver a casa no podía quitarme ese “me hubiera aventado”.
Acercamiento 2.
Sucedió en los cenotes de casa tortugas, no tenía la suerte hasta ese momento de conocer estos nacimientos de agua ni el misticismo que los rodea. Fuimos mi esposo, mi suegro, su mujer y yo. Todo iba bien hasta que llego el fatídico momento de meterse a esos cuerpos de agua, con peces, rocas y crecimiento de algas. Pues sí, acertaste, una vez más, no lo logré. Ver a mi familia pasarlo tan bien, pidiéndome ser parte de esa diversión y yo bloqueada, hizo que ese arrepentimiento se volviera más profundo y seguía pensando “me hubiera aventado” pero era imposible.
Acercamiento 3.
Una vez cansada de este sentimiento tan invasivo, recuerdo que fuimos a la playa, esta vez a Playa Fórum, y mi esposo de a poco, me enseñó las bases para poder entender como se comportaba el cuerpo humano en el agua, y me sentí un poquito más cómoda, pero aun con todo el miedo del mundo. Me obligue a ir y tratar, hasta que en algún momento, regresando de un viaje en marzo del 2023, decidí que no quería sentirme marginada ni con miedo. Comencé clases de natación, que fueron la muerte a pellizcos, ja, ja, ja, ja, el solo hecho de tener la cara dentro del agua me causaba la peor angustia del mundo, pero no me rendí. Ha sido un proceso muy largo y super desafiante, pero me ha abierto la puerta a un mundo maravilloso!
De los mejores momentos hasta ahora son estos tres
Xcaret, hay una parte en la que bajas por un mini tobogán y no sé sabe si es profundo o no, pero no importaba porque “me avente” y fue magia pura.
Xcaret Xailing , hice snorkel, con el mar bastante revuelto y hasta me felicitaron por lo bien que nadaba y en el club de playa ni bien llegando, “me avente” a la alberca sin pensar en la profundidad que podría tener y además me fui sola a hacer kayak en el mar, que ha sido de las experiencias más liberadoras!
Y por último, volví a los cenotes de casa tortugas, y que “me aviento” con todas las reservas que me causaban las rocas, peces y algas… wow, jamás pensé que me sentiría como me sentí, feliz, poderosa, fuerte, una vencedora!
Gracias por leerme y ¡muten, “aviéntense” múdense, vivan, disfruten!
Nos leemos en la próxima entrega.
Leave a reply